El mundo se desmoronaba poco a poco al comprobar día tras día que mi maravilloso hijo se escurría de entre mis manos, se escapaba sigilosamente abandonando todo lo que había aprendido hasta ese momento. Había sido atrapado por un inesperado alud de tinieblas llamado autismo.
1 comentario:
Hola, cielo.
muchísimas gracias por compartirlo. Ahora mismo me enlazo tu picasa, ja,ja.
Te mando muchos besotes para que te pongas fenomenal. MUAK.
Publicar un comentario