Hoy he leído con interés esta noticia que habla de una investigación sobre las emociones en las personas con autismo. Es un campoen el que nos queda mucho por aprender y esta investigación puede suponer un acercamiento para comprender e interpretar tanto sus emociones como las diferentes formas de expresión de las mismas, que tal vez, no sea la misma que solemos utilizar los demás.
No solo me congratulo por la noticia, sino por haber comprobado que una de las investigadoras es Araceli Raya, excelente profesional del autismo que ha sido profesora de mi hijo Juan Luis durante algunos años. Después de un tiempo sin saber de ella, compruebo que sigue de lleno entregada al autismo. Desde aquí mi agradecimiento por el trabajo que realizó, por su actual investigación y por lo mucho que aún le queda por hacer.
El Grupo de Psicología de la Educación desarrolla un proyecto para conocer la expresión emocional de las personas que padecen autismo.
El complejo mundo de la expresión de las emociones en las personas con autismo es al que tratan de aproximarse desde el grupo de investigación de excelencia (GR-179) de Psicología de la Educación, en la Facultad de Educación y Trabajo Social de la UVA, alguno de sus miembros. Coordinado por los profesores Julia Alonso García (Universidad de Valladolid), Araceli Sánchez Raya (Universidad de Córdoba) y Francisco Rodríguez Santos (Autónoma de Madrid), constituyen un equipo de investigación interuniversitario que empezó su andadura hace cuatro años desde la Universidad de La Rioja y en la que participan otras instituciones académicas como la de Cantabria, Extremadura, Barcelona, Évora (Portugal ) y Torino (Italia).
En general se parte de la hipótesis de que la conducta expresiva emocional contempla un patrón común intercultural en la especie humana. Este equipo de investigación, sin embargo, centra su estudio en la identificación de la atipicidad expresiva de las personas con autismo. La literatura científica habitualmente usa como referente la expresión emocional universal como si fuera la única, y casi todo lo que se hace para trabajar con las personas con autismo en el mundo de las emociones es intentar ver qué es lo que tienen alterado y cómo se les puede enseñar para que lo tengan de la forma más parecida al de las personas sin autismo. Este grupo de investigación se separa de ese discurso e intenta estudiar la atipicidad y tratar de clarificar su significado.
Y es que, tal como dice la profesora Julia Alonso, «las personas con autismo no tienen esa tipicidad de la expresión emocional que tenemos los demás. Cuando expresan alegría no siempre están riendo o sonriendo; pueden estar completamente serios, aparentemente indiferentes e inexpresivos y estar llenos de alegría. Además, nos damos cuenta de que ellos tienen también una expresión emocional más restringida, no tienen un rango tan amplio y variado como el resto de las personas y, por lo tanto, pueden utilizar una misma expresión para distintas emociones».
En este sentido, la metodología para desarrollar este trabajo cuenta con cuatro fases troncales: La creación del instrumento de medida, 'ad hoc', para recabar la información pertinente; la aplicación del mismo, el análisis de los resultados y la elaboración de un inventario que muestre la diversidad de expresiones emocionales.
Dicho instrumento de medida posibilita la elaboración posterior de un inventario emocional que facilite el entendimiento mutuo al permitirnos conocer la realidad de sus expresiones emocionales. Este inventario puede facilitar la comunicación, no solo a este colectivo, sino también a aquellas personas que interactúan con ellas y no encuentran la adecuada interpretación a sus atípicas señales expresivas. Posibilitará el entendimiento y contribuirá a que la impotencia y la ansiedad en la persona con autismo disminuya, así como la angustia e inseguridad que sufren la familias y los profesionales.
Podéis ver la noticia completa en el enlace nortecastilla.es
En general se parte de la hipótesis de que la conducta expresiva emocional contempla un patrón común intercultural en la especie humana. Este equipo de investigación, sin embargo, centra su estudio en la identificación de la atipicidad expresiva de las personas con autismo. La literatura científica habitualmente usa como referente la expresión emocional universal como si fuera la única, y casi todo lo que se hace para trabajar con las personas con autismo en el mundo de las emociones es intentar ver qué es lo que tienen alterado y cómo se les puede enseñar para que lo tengan de la forma más parecida al de las personas sin autismo. Este grupo de investigación se separa de ese discurso e intenta estudiar la atipicidad y tratar de clarificar su significado.
Y es que, tal como dice la profesora Julia Alonso, «las personas con autismo no tienen esa tipicidad de la expresión emocional que tenemos los demás. Cuando expresan alegría no siempre están riendo o sonriendo; pueden estar completamente serios, aparentemente indiferentes e inexpresivos y estar llenos de alegría. Además, nos damos cuenta de que ellos tienen también una expresión emocional más restringida, no tienen un rango tan amplio y variado como el resto de las personas y, por lo tanto, pueden utilizar una misma expresión para distintas emociones».
En este sentido, la metodología para desarrollar este trabajo cuenta con cuatro fases troncales: La creación del instrumento de medida, 'ad hoc', para recabar la información pertinente; la aplicación del mismo, el análisis de los resultados y la elaboración de un inventario que muestre la diversidad de expresiones emocionales.
Dicho instrumento de medida posibilita la elaboración posterior de un inventario emocional que facilite el entendimiento mutuo al permitirnos conocer la realidad de sus expresiones emocionales. Este inventario puede facilitar la comunicación, no solo a este colectivo, sino también a aquellas personas que interactúan con ellas y no encuentran la adecuada interpretación a sus atípicas señales expresivas. Posibilitará el entendimiento y contribuirá a que la impotencia y la ansiedad en la persona con autismo disminuya, así como la angustia e inseguridad que sufren la familias y los profesionales.
Podéis ver la noticia completa en el enlace nortecastilla.es
2 comentarios:
Un tema que parece no haberse investigado mucho y es muy interesante.
Mi experiencia con Javi,que es muy expresivo,pero me cuesta identificar esas emociones,si el llanto es de pena o cansancio o pura rabieta,por ponerte un ejemplo, es como si fuera un bebé,que no sabes por lo que llora, con Javi me pasa y no solo con el llanto sino con la expresión de otras emociones. Claro tiene un retrasao en su desarrollo pero tb un trastorno que no se cura. A veces me pregunto si elpodráalgun día identificar sus emociones y las de los demas, me imagino que formara parte del trabajo que hacemos con el,mira me has recordado y me parrece que es un buen momentopara tranbajr el libro de las emociones de Anabel con Javi.
Muchas gracias por la información Juani, muchos besos
Un tema muy complejo María. Cuando son pequeños hay mucho por hacer, muchas áreas que trabajar y esta, aunque a veces la olvidamos, creo que es muy importante, sobretodo cuando hay poca comunicación. Un beso.
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